Ir al contenido principal

Entradas

Destacados

De Ramón, para Carmelo

Querido Carmelo: Toda la vida juntos. ¡Nos pusimos viejos tan pronto! No sé si será por verte a diario, desde el cuarenta y cuatro, pero pienso que sigues teniendo los mismos ojos de gato que te delataban jugando a las escondidas. Sigues siendo el mismo de raspones en las rodillas y de bocatas de jamón. Eres el mismo desde aquella primera cerveza que nos sosegó el miedo y nos convirtió en amigos para siempre. No has cambiado. Sólo se te ha encorvado la espalda y se te han arrugado los sueños. Pero tampoco puedes tener miedo ahora. No te escribo esta carta porque me esté muriendo. Ya son ochenta y tres y yo sigo igual de enérgico. Tampoco te estás muriendo tú. Estate tranquilo. Ya fui a por tus exámenes. Tienes la hemoglobina un poco baja, eso sí, pero nada que no mejore con un zumo de los que hace la Cristina. ¡Qué rápido se hizo mujer la Cristina! Cuando se le soltaba de la mano a la Bartola y corría, con aquel listoncito rosa sobre los buclecitos rubios, yo creía que de

Entradas más recientes

Acerca de Greymar Hernández

¿De dónde vienen las armas?